En un marco inmejorable, se llevó a cabo en el
Centro de las Artes de San Luis Potosí el Primer festival de novela negra en
esta ciudad del 17 al 19 de junio de 2016, auspiciado por la Secretaría de
Cultura del gobierno federal, el Instituto Nacional de Bellas Artes y el propio
Centro de las Artes de San Luis Potosí, que, como sabemos, se ubica en lo que
fue una antigua penitenciaría.
Tuve la oportunidad de asistir a uno de sus
talleres denominado La novela negra y el
guión cinematográfico, coordinado por el escritor y guionista Joaquín
Guerrero-Casasola, donde pudimos apreciar la disección de una novela negra, sus
componentes y algunos tips para lograr una historia que atrape al lector.
Pudimos, de igual forma, apreciar los formatos de guión para televisión y para
cine, para los cuales tuvimos la consigna de utilizarlos para un pequeño guión
de tan solo 3 escenas y demostrar que adquirimos las nociones básicas del guión.
En las conferencias magistrales que se
llevaron a cabo, estuvo la participación
del escritor argentino Federico Axat mostrando el panorama de la novela negra
en su país, mencionando que la mayoría de los escritores de este género
situaban sus historias fuera de la Argentina, y que lo veían como algo natural
ya que la nación está conformada por inmigrantes, en su mayoría por italianos y
anglos. Reveló que sus historias las sitúa generalmente en Estados Unidos por
comodidad, ya que esta cultura está más que asimilada por el mundo y no tiene
que explicar muchos asuntos que se dan por sentado.
Durante la presentación de Val McDermid,
veterana escritora inglesa, relató algunos detalles sobre la elaboración de sus
obras: el proceso de documentación, de investigación en archivos y a través de
fuentes de primera mano, como lo es la entrevista, para lograr recrear una
historia pormenorizada tanto desde la visión del criminal como del investigador
encargado de resolver el caso. Sugirió a los incipientes escritores de novela
negra no detenerse a los dos o tres primeros capítulos: nunca van a ser
perfectos. Lo ideal, mencionó, es escribir la novela por bloques, corregir y
seguir escribiendo, pero no detener demasiado el trabajo creativo.
En lo que fue la sesión más nutrida y
entretenida, se presentaron los reconocidos escritores mexicanos Paco Ignacio
Taibo II y Élmer Mendoza, en cuya presentación llamada Secretos de cocina revelaron sus peculiares métodos de escritura,
los cuales, extrañamente, dijeron no recomendar seguirlos. Paco Ignacio abrió
el match, señalando que trabaja en varios proyectos al mismo tiempo,
comenzándolos para posteriormente echarlos al clóset (de corazón amplio y
generoso, dijo) y regresar después a ellos para desarrollarlos. Con su
característico humor ácido y aderezado con consignas de tipo político, relató
las historias sobre las que trabaja actualmente. Por su parte, Élmer Mendoza,
trajo a cuento que la primera frase da pie a toda la historia, que permite que
los personajes lo vayan llevando a través de la misma, y que rara vez él sabe
en qué terminará la historia. Subrayó que tiene un compromiso con el lenguaje,
el coloquial, el de todos los días, el de la calle, y el que utiliza para
narrar sus historias. Generalmente, dijo, trabaja en dos historias, que le
permite intercalar el trabajo y descansar una historia mientras desarrolla
otra, y volver en otro momento a atacarla.
Ficción y realidad del
crimen fue el tema
de la intervención de las escritoras mexicanas Cristina Rivera Garza e Iris
García Cuevas, en cuyo diálogo expusieron de qué forma son tomados los
acontecimientos para nutrir las historias de ficción, y concordaron en que ésta
es increíblemente superada por la realidad. La conversación derivó en la
cuestión de género y el rol al que es obligada a la mujer a desempeñar por la
sociedad, tanto en las letras, como en el ámbito profesional y social, teniendo
diferentes opiniones al respecto.
De nacionalidad inglesa, las escritoras Clare
Mackintosh y Mari Hannah, introdujeron en su intervención una perspectiva de la
novela negra en su país y de su obra con la peculiaridad de que ellas mismas
fueron investigadoras profesionales en instituciones de procuración de justicia
y dieron el paso hacia la literatura tomando elementos de su propia
experiencia.
Sebastián del Amo, guionista y director de cine,
comentó acerca de su próximo proyecto que tiene mucha relación con el género
negro. Se trata del remake de la película El
complot mongol del escritor Rafael Bernal, considerado por los seguidores
del género como el génesis del mismo en México en los años sesentas. Expuso varios
detalles sobre su próxima realización a principios del 2017, entre los que
destacó la ambientación del barrio chino de la ciudad de México en los que se
desarrolla la historia, el elenco, el cual tiene un fuerte atractivo de taquilla,
y el equipo técnico que lo acompañará en esta esperadísima producción.
En una interesante mesa de reflexión que
integraron el especialista Vicente Francisco Torres y los escritores F.G.
Haghenbeck y Élmer Mendoza, moderada por el narrador José Ramón Ortiz,
realizaron una síntesis de la historia de la novela negra en México,
reconociendo a Rafael Bernal como el iniciador de este género en nuestro país,
pero reconociendo que anteriormente a él ya se habían realizado obras aunque no
iban etiquetadas como novela negra, por las repercusiones que esto podría
traer, políticamente hablando. Haghenbeck identificó tres momentos en la
historia de la novela negra en México: 1) Rafael Bernal y su generación, el
cual se ve interrumpida con la muerte del escritor; 2) la irrupción de Paco Ignacio
Taibo II en los años setentas y algunos autores más cuya obra se está
revalorizando ahora, sobretodo provenientes de la capital del país; y 3) la
generación que emerge a finales del siglo pasado, y cuyo ariete es Élmer Mendoza.
Además proporciona referencias sobre el
contexto en el que aparece esta generación: el coto príista en la presidencia está
a punto de desaparecer, dados los hechos violentos de la primera mitad de la
década de los noventas, Paco Ignacio Taibo II publica su última novela
policiaca para dedicarse a la novela histórica con tintes políticos y la
incursión de Élmer Mendoza, quien se asume como escritor de novela negra,
teniendo como escenario la incipiente lucha contra el narco y narcos contra
narcos, y que intitula a un nuevo subgénero: la narconovela.
Élmer Mendoza, por su parte, da cuenta de lo
que se está escribiendo actualmente en este género, enfatizando que, durante
sus talleres y seminarios en universidades del norte del país, quienes asisten
en su mayoría son mujeres y declara que son quienes poseen una visión distinta
y su tratamiento de los temas son muy interesantes, por decir lo menos. Haghenbeck
reafirma esta aseveración, concluyendo que lo mejor que se escribe en este
género proviene del norte del país, muy a pesar de los escritores chilangos.
Se mencionaron nombres como Imanol Caneyada,
Iris García Cuevas, Antonio Ortuño, Bernardo Fernández BEF, Bernardo Esquinca,
Andrés Acosta, Antonio Malpica, entre otros, los cuales dan indicios de que la
novela negra en México está en buena forma y que su futuro es promisorio, y
muestra de ello es la realización de este Primer Festival de Novela Negra – Huellas
del Crimen en San Luis Potosí, que está previsto por los mismos organizadores,
se erija en el Gijón mexicano de los próximos años.